El amor no puede ser una excusa para no hacer las cosas, sino una motivación para superarnos
En el año 2014, cuando decidí que me iba del país, uno de los motivos que frenaba mi decisión estaba relacionado con mi formación académica, y es que tras alcanzar el 50% de avance en el plan de estudios no resulta una tarea fácil el pensar en abandonar e irse a probar suerte a otro lado. No solo eso, tras cuatro años de contacto con los temas de la misma y enamorándose cada día un poquito mas de las distintas temáticas forestales, surgen los apegos por lo que nos apasiona.
Estos factores hacen mucho mas difícil tomar una decisión, sin embargo, llegados este punto y considerando las anteriormente mencionadas razones para partir, no había marcha atrás. Así pues me dije "el amor no puede ser una excusa para no hacer las cosas, sino una motivación para superarnos". Lo mismo que estaba estudiando en Venezuela probablemente podría estudiarlo en otro lugar.
Por razones economicas y por facilidades (tanto familiares, como de cercania para realizar otras gestiones) seria mucho mas practico llegar a Colombia que tomar otra direccion. entonces empecé a indagar sobre las complicaciones de estudiar en otro pais... pues en Venezuela la educacion es gratuita y todo el cuento, y habia escuchado que en Colombia estudiar era costoso y complicado... la verdad que el panorama no era muy prometedor.
De todas formas me bastó con buscar un poco para darme cuenta que mi plan de estudios era dictado en cinco universidades colombianas (mientras que en Venezuela solo lo impartian en una). Ahora bien, la Universidad de Los Andes es una de las mejores universidades venezolanas, siempre peleandose el primer puesto en los rankings con la Universidad Central de Venezuela, por lo que tampoco iba a hacer una transferencia a una universidad de menor calidad en la enseñanza.
Fue así como comparando el ranking de las universidades encontré que no podría hacer mejor elección que estudiar en la Universidad Nacional de Colombia ya que el programa que me apasionaba lo dictaban en la sede Medellín, mi brújula apuntaría en esa dirección. Pero el camino apenas empezaba, era largo y culebrero...
Así pues llegué a Cúcuta un dos de diciembre, desde allí empecé a buscar trabajo y a preguntar en un lado y en otro sobre lo que necesitaría para estudiar, afortunadamente, por mis raíces colombianas, contaba con familiares en la ciudad, pues mis abuelos paternos son Nortesantandereanos, y la familia no dudo en acogerme.
Sin papeles colombianos o visa, no podría acceder a un trabajo formal, sin embargo eso no me venció, empecé a trabajar con un primo como ayudante de carpínteria, en ello me desempeñé algunos meses, mientras logré reunir algo de dinero para volver a Venezuela y arreglar los papeles que tenía legalizados en la ciudad, pero el siguiente paso consistía en llevarlos a la capital, para su posteior legalizacion ante el ente correspondiente y apostilla en el Ministerio de Relaciones Exteriores... todo un camino por delante.
No logré completar la tarea al 100%, pero al menos logré avanzar varios trámites, posteriormente mi mamá a través de un gestor lograría completar el total de los documentos requeridos. Una vez mas estuve de vuelta en Cúcuta, debía enfrentar nuevas situaciones, así un cambio de trabajo me abordó, dejé las tareas de la carpintería e incursioné en el mundo de las ventas de software, de la mano de Kubesoft.
Una nueva etapa en mi camino, pero aun seguía lejos de las aulas de clases, sin embargo esto no me impidió empezar a estudiar de nuevo y a repasar temas para prepararme y tomar el examen de estado ICFES, pues sin éste no es posible acceder a la educación superior.
De esta forma me enfrenté al ICFES, obtuve un puntaje aceptable y pude marcar como "listo" otro requisito en mi lista de cosas por hacer para la vuelta a la U.

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