Caparo. Relicto de bosque maldito, que mala suerte tiene el padre que ve a sus hijos crecer chiquiticos y los ve caer jovencitos. Abuelo triste y melancólico, en seiscientos años no has estado mas solo, ahora tan solo guardas recuerdos en el Casindal de tus afectos, proteges con lianas y algún árbol muy fiero, las heridas que a puñales, en tus costados los hombres han hecho. Caparo, el siempre verde de tus ojos, cada vez parece mas siempre triste, los que caminan entre tus costados se empapan en manchas de dolor, donde saqui-saquis temerosos aguardan sin preocupación, se exaltan se alarman, crujen y caen inmóviles ante los dientes de la codicia. Caparo ultrajada, tierra estudiada, invadida y utilizada, tus lágrimas llenan un río de ilusión, que erosiona hasta la razón. Octubre de 2012 Foto tomada por mi amiga Angely Colina
Relatare desde mi percepción el mundo inmediato que me rodea.